Del pasado.
Ese ya está atrás, ya pasó. Podemos disfrutar de la anécdotas, platicar historias una y otra vez, pero regresar a lastimarnos del pasado debería de estar prohibido por nosotros mismos. Aprender de él, claro. Traerlo a la mesa, no.
El futuro.
No sabemos que va a pasar. Podemos empezar algo, pero hay que pensarlo mejor antes de hablar de algo que aún no existe. Disfrutemos la película no adivinando el final.
El presente.
Del presente no se habla, se vive. Si necesitas hablar de lo que está pasando deberías de preguntar más bien por qué lo estás haciendo. Dejar las cosas fluir es lo mejor, sobre-racionalizar es un gran obstáculo para seguir caminando nuestra vida.
En cualquiera de los tres caso lo más importante es dejar de analizar tanto y empezar a compartir más. Vivir más y preocuparse menos. Aprender a divertirnos en la vida. A algunos nos falta mucho, pero, poco a poco.
too wise!